22 de noviembre de 2006

Creme Brulee

Primera cucharada:

Las miradas se encuentran. Por donde comenzar ¿?Este momento siempre  es difícil, porque  no se si quebrar la costra de caramelo de un solo golpe o hacerlo poco a poquito.Alrededor todo es silencio, porque  elegimos  un espacio donde solo tú y yo somos los comensales:Es un banquete privado. En sintonía con  tus pupilas entiendo la frase  de “ cuando los ojos sonríen” Porque en esos ojos claros, brillantes, intensos, resalta un homenaje sincero a la vida . No hay manera  de eludirlos, menos cuando en ellos me retrato autentico y feliz. Ya era hora… me digo. Han sido  muchas vidas  de búsqueda. Y aquí estas junto a mí. 

Segunda cucharada: Mis labios de acercan a los tuyos, apenas dibujados en un rostro de trazos exactos  y armónicos… ¿Te habían dicho antes que tu cara se ilumina de mil colores esbozas  una sonrisa? Si, me liberaste  con tu luz  cuando estaba  atrapado en esos  pasillos oscuros de paseo por el vació.En un beso nuestras historias se abrazan y abrasan, se funden y confunden, se conocen y reconocen.Mi  lengua  se enreda  con tu lengua  y el sagrado rito de iniciación  de salivas  revueltas convulsiona mi cuerpo. La hoguera ha sido encendida. Si… elegí  quebrar  el caramelo  de un solo golpe para que no  queden dudas de la dimensión del deseo…

Tercera cucharada:Me estas perturbando. Mis manos  viajan  por tus  hombros, tu cuello, tu cara, tu pelo, a la misma velocidad en que la adrenalina fluye  por mi cuerpo. Tus manos  recorren  mi pecho, mi espalda, mi nuca.  Nuestras bocas no quieren separarse  nunca más.En la eternidad de un beso  se desatan  mil y una caricias para reconocer  el terreno, tan nunca  y tan siempre  explotado…Me rindo.Intente eludir varias veces  tu campo magnético  y apenas en este momento  me doy cuenta porque era inevitable.

Cuarta cucharada:

Te siento cerca. Tu pecho  y el mío, sellados  se intercambian  los latidos: por fin  dejamos  atrás los miedos  inútiles  y abrimos las puertas del deseo aprisionado en la cotidianidad de los deberes… seres de las  reglas absurdas  que no están  escritas en ningún lado, pero que ambos seguimos con disciplina  inquebrantable.En su viaje por los cuerpos, nuestras manos se encuentran  y se aprietan con la alegría de saberse juntas. No hay marcha atrás. Una vez  que pruebas la vainilla natural  no hay forma de volver a los sabores artificiales.

Quinta cucharada:

Tus sabores, aromas y texturas subrayan  la línea del deseo, inevitablemente cruzada, al tiempo que el bocado  de Creme Brulee  pasa por mi boca.No importa que tan  torpes son los movimientos: construimos piedra a piedra, el templo de una pasión que nació  sin que nos diéramos cuenta siquiera.Desabotono tu camisa  y mis  manos por fin se deslizan  por tu piel. Me detengo  para contemplarte… Eres arco iris, continente, nube, lluvia y cielo.

Sexta cucharada: 

Nos tocamos, nos descubrimos, nos reconocemos. Tus manos, mis manos en ebullición ya no se detienen, y untan de Creme Brulee el cuerpo del otro. Temblamos. Sudamos. Ambos imaginamos lo que se aproxima, si cruzamos la frontera ya no podremos volver al pasado… lo sabemos.Me pregunto cuando fue la primera vez  que te vi  de otra manera. Como fue que una mañana  simplemente amaneciste tatuada a mi alma. Si existes.

Séptima cucharada: Desnudos… nos miramos. Tu boca  me recorre de norte a sur, de este a oeste y hace pausas… breves… largas. En los destinos que tú eliges. Mientras tu lengua absorbe los restos del postre  en  mi cuerpo.La iniciativa es tuya y yo solo soy tu juguete.Tus labios aprisionan mi sexo y el caos se transforma en armonía.El calor de tu boca  me humedece por dentro, mientras subes y bajas en un silencio fantasmal que no quisiera que se rompiera jamás… tus dedos me estremecen.

Octava cucharada:Es mi turno. Elijo un recorrido  lento por valles, cordilleras, bosques y manantiales.     Muerdo el dedo gordo de tu pie, reflexiono en tu rodilla, me distraigo en tu ombligo y bebo la leche  de
la Creme Brulee, derretida en el calor de tu piel.
Pero es en tu entre pierna, embriagado de aromas y sabores, donde me estaciono.Tus gemidos son una sinfonía  que ha cambiado la historia de la música para siempre… mis dedos te estremecen.

Novena cucharada: Te penetro.Ingreso  a un circuito de placer que no  admite pausas.Me montas y utilizas para darte placer.Te monto y  te utilizo  para darme placer.Equilibramos fuerzas y ahora vamos juntos hacia la última  estación.… Justo donde la salida es la llegada y el encuentro  de transforma  en la eternidad de la plenitud.Éxtasis, nirvana. Aun con un plato vació enfrente me queda claro que hay instantes ¡si!  Que perduran para siempre.

Décima cucharada:

Quiero otra Creme Brulee.

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