10 de noviembre de 2007

Por Ti

Despierto
y la rutina
me agobia
de sólo pensarla,
el mismo techo,
la misma esquina,
la misma rama.
La carga me pesa
y aún sigo acostado.
Una caricia
recorre mi pelo,
una piel tibia
comparte mi cama,
un beso en el hombro,
un leve susurro:
buen día, te quiero,
y un rayo de luz
se filtra en mi alma
No hay rutina,
no hay carga.
Sólo tu mano
que toma la mía,
un encuentro
de miradas,
la promesa
de un bello día.
Una Esperanza.

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